Alemania se plantea reconvertir el gasoducto Nord Stream II en una terminal de gas líquido
El Ministerio de Economía alemán se plantea reconvertir parte del gasoducto Nord Stream II en una conexión para una terminal de gas líquido en la costa báltica. En concreto, la intención del Gobierno es expropiar la parte del gasoducto que está en Alemania y separarla del resto del sistema.
Nord Stream II fue construido para transportar gas desde Rusia hasta Alemania a través del Báltico y, aunque está terminado, no ha entrado en funcionamiento debido a la invasión a Ucrania por parte de Moscú.
El ministerio considera que los tubos que van de tierra firme al mar podrían conectarse a la terminal móvil de gas líquido. Técnicamente la operación se considera realizable, pero hay una serie de problemas jurídicos que habría que resolver, según informaciones de la revista Der Spiegel.
Sin embargo, el consorcio estatal ruso Gazprom, que forma parte del consorcio que debería administrar el gasoducto, podría rechazar la operación. Algunos directivos de la empresa tienen incluso la expectativa de que el gasoducto pueda entrar en funcionamiento en dos o tres años, cuando termine la guerra y las relaciones entre Rusia y Alemania se normalicen.
Temor a Rusia
Un temor que existe en Berlín es que la medida genere reacciones en Rusia en forma, por ejemplo, de expropiaciones de empresas alemanas.
El ministerio no ha querido ni confirmar ni desmentir los planes y un portavoz se ha limitado a decir que se siguen buscando posibilidades de construir terminales de gas líquido y que el uso de la infraestructura ya existente puede ser una alternativa.
La construcción de Nord Stream II generó fuertes tensiones entre Alemania y EEUU, así como entre Alemania y varios países de Europa Oriental.
Ya la construcción de Nord Stream I, otro gasoducto que está en funcionamiento, había generado críticas porque contribuía a reforzar la dependencia energética de Alemania frente a Rusia y, además, perjudicaba los gasoductos que pasan por Polonia y Ucrania. Actualmente, una de las prioridades del Gobierno alemán es reducir de forma radical la dependencia energética de Rusia.